Las ausencias reiteradas de los alumnos es
uno de los problemas que desvelan a docentes y directivos en todos los niveles
de la educación.
Cuando un estudiante falta uno o más
días, o asiste de manera intermitente, pierde oportunidades de aprender, se
aleja del resto del grupo y el desarrollo de las clases se dificulta. Las
ausencias reiteradas suelen tener como consecuencia bajos niveles de
aprendizaje e incluso abandono de la escuela. Ante este fenómeno, el esfuerzo
principal deberá estar puesto en evitar, en la medida de lo posible, esas
ausencias, unido a pensar estrategias a nivel institucional que permitan un
trabajo con los alumnos de presencia intermitente a fin de que logren
aprendizajes significativos de los contenidos considerados prioritarios y fundamentales.
¿Por dónde empezar? Por un diagnóstico
exhaustivo que muestre:
¿Quiénes son los alumnos que más faltan?
¿Cuánto faltan? ¿Cómo faltan (días consecutivos o salteados)? ¿Por qué faltan?
¿Hay alguna época en la que falten más? ¿Son faltas avisadas o espontáneas?
Es importante que se releve diariamente
la asistencia de los estudiantes y es recomendable que habitualmente se
contabilicen las ausencias, sus causas y frecuencia. Estos registros capitalizan la información que
los docentes tienen respecto de sus situaciones personales.
En función de este registro es posible
analizar qué meses del año y qué días de la semana son los de mayor ausentismo
y por qué. También permite observar qué alumnos presentan tasas más altas de
ausentismo, cuáles son las razones por las que faltan, en qué grados/años están
y si existe una correlación entre este indicador y las evidencias de aprendizaje.
Este análisis facilita identificar los
problemas prevalentes, sensibilizar a docentes, padres y alumnos y,
fundamentalmente, orienta la toma de decisiones. Conocer las tendencias y
causas del ausentismo permite actuar de manera pertinente.
Es recomendable entonces:
·
Controlar
diariamente la asistencia.
·
Explicar
a los alumnos y sus familias la importancia de la asistencia regular y la
puntualidad
·
Solicitar
a los alumnos y sus familias que informen los motivos de sus ausencias.
·
En
caso de que sea una ausencia programada, fomentar que avisen con anticipación,
para que el docente pueda pensar estrategias específicas.
·
En
el caso de ausencias no previstas, se puede informar el mismo día por distintas
vías, o con una nota que acompañe al alumno en su regreso al aula.
·
Fomentar
la puntualidad y regularidad en todas las actividades de la escuela.
·
Generar
redes con instituciones locales u organizaciones que puedan ayudar cuando se
trate de ausencias por razones de salud o problemáticas familiares.
·
Contactar
a las familias luego de una ausencia de dos días. En caso de no tener respuesta
en el transcurso de (como máximo) una semana, proceder a contactar por otras
vías.
Planificar las clases y
actividades escolares con compromiso y profesionalismo. Concurrir a una escuela
en la que los docentes proponen clases apasionantes, desafiantes y toman en
consideración la el contexto, los intereses y expectativas de los alumnos,
fortalece las ganas de estar en la escuela.
Para trabajar con los
alumnos de inasistencias reiteradas e intermitentes es fundamental que en la
vuelta al aula los alumnos se sientan bienvenidos por el docente. Una frase de
saludo, la pregunta por la causa de la ausencia y el acercamiento individual
del docente señalan que su ausencia no da lo mismo y que existe una
preocupación institucional y personal por su aprendizaje.
Para evitar que quienes han
faltado se pierdan el abordaje de los contenidos enseñados, las actividades que
realizaron sus compañeros y las experiencias vividas… es posible pensar en
planes de recuperación especiales.
Estos planes, pensados por
el docente con el acompañamiento del equipo directivo, y si lo hubiera, con el
equipo de orientación escolar, deben retomar los contenidos vistos en su
ausencia, ofreciendo apoyos adicionales para su comprensión. Pueden asimismo
pensarse espacios conjuntos brindando atención simultánea a alumnos con
diferentes niveles de aprendizaje.
Las tres pautas
fundamentales para el contacto con las familias de alumnos con inasistencias
frecuentes son: priorizar el aprendizaje de los alumnos, comprender en lugar de
culpabilizar e idear soluciones realistas.
El recorrido de cada alumno por la
escuela atraviesa aulas, contenidos y docentes diversos. La responsabilidad por
su aprendizaje es de todos ellos. Por ese motivo, la preocupación por la
continuidad pedagógica es uno de los aspectos centrales de la labor directiva.
El equipo directivo coordina ese trabajo, marca el ritmo, da las pautas,
observa el todo, actúa ante imprevistos y, con criterio e ingenio, tiende los
puentes para que los saltos y las ausencias afecten lo menos posible el
aprendizaje de los alumnos. Puentes fuertes, robustecidos de criterios e ideas
pedagógicas para que eviten la caída. Se trata de una ingeniería delicada y
necesaria.
Se trata de poner en el centro lo que es
central: el derecho de todos los alumnos a aprender. Ese es el desafío
cotidiano: conducir la escuela, definir su rumbo, lograr que todos remen hacia
el mismo puerto, de manera coordinada. Hacer parte a cada docente de esa enorme
y bella responsabilidad colectiva sobre el aprendizaje de los alumnos. Hacer de
las partes, un todo.
Adaptado de Directores que Hacen Escuela
(2015) 'Estrategias para prevenir el ausentismo de los alumnos y fortalecer sus
aprendizajes”. OEI, Buenos Aires
Comentarios
Publicar un comentario