ENCONTRAR NUEVOS ENTIDOS A LAS MANERAS DE ENSEÑAR…

 

Violeta Núñez en su conferencia bastamente difundida Los nuevos sentidos de la tarea de enseñar. Mas allá de la dicotomía. Enseñar vs. Asistir”, hace un recorrido por los alcances y las posibilidades de la escuela. Los puntos de partida para el abordaje de este análisis comienzan con una pregunta… ¿con la escuela, no basta? La respuesta es conocida, en este siglo, para la educación de las jóvenes generaciones, la escuela no basta. No es suficiente para dar cauce a las múltiples demandas emergentes.

Núñez sostiene que la escuela se asienta en un conjunto de prácticas pedagógicas disimiles:  la “educación social”; que trabaja, en el campo de las infancias y las adolescencias, para que la asistencia a las escuelas de los “recién llegados” pueda sostenerse en el tiempo y mantenerse con mejores posibilidades.

Ene este marco… ¿de que se tiene que hacer cargo la escuela? ¿de todas las problemáticas de la infancia y la adolescencia? La escuela tiene la función de transmisión cultural y científica, pero ¿cómo compatibilizar el trabajo específico de transmisión de complejos patrimonios culturales con la aparición de tareas cada vez más diversas?; ¿cómo puede la escuela, entonces, garantizar programas de profundidad cultural y científica, que den a todos los niños la igualdad de oportunidades que requiere el funcionamiento de una sociedad democrática?

Asistimos, entonces, al vaciamiento de la escuela. Vaciamiento cultural de los circuitos que inscriptos en el lema pestalozziano… “educar al pobre para vivir en la pobreza”.

El contexto socioeconómico amenaza de manera frontal las prácticas educativas, sociales y escolares, para intentar reducirlas a meras técnicas de control de amplios sectores poblacionales ¿en esto se ha convertido la escuela?

¿Cómo puede la escuela re-centrar su función?

·         Poniendo coto a un exceso de acumulación de funciones que pretende ocultar los nuevos designios de la globalización para la escuela pública, su desaparición como instancia democrática y democratizadora en la tramitación de las herencias culturales (Frigerio, 2001)

·         Considerar a la escuela en red…articulando en diversos niveles de responsabilidad, con otras instituciones que pueden abordar las nuevas demandas emergentes, en el entendimiento que estas cuestiones son multidimensionales y requieren un modelo de trabajo en red. No se trata de acciones sustitutivas sino complementarias, pensando muevas modalidades en las que sostener la responsabilidad que concierne a la escuela, ante las nuevas generaciones y la fragilización de lo social

·         Considerar nuevas modalidades emergentes en la socialización de la infancia y la adolescencia, y las nuevas modalidades de la construcción de la socialidad de cada sujeto

·         Remover las condiciones que obstaculizan el acceso de todos los ciudadanos a la adquisición de los instrumentos de pensamiento y de saberes diseñados, y construidos a lo largo de las generaciones, como legado para todos

·         Se pueden diseñar las prestaciones educativas a la medida de la pobreza y la exclusión, o bien apostar por propuestas de democratización del acceso de amplios sectores sociales a los circuitos donde se produce y se distribuye el conocimiento significativo, en lugar de diseñar las prestaciones educativas a medida de la pobreza y la exclusión.

Ahora bien, Núñez sigue sosteniendo que el sistema sigue priorizando la homogeneización por sobre la apropiación del conocimiento, exigencia fundamento ante el alud de la información que amena con sepultar toda interacción con el mundo.

Siguiendo a Nuñez… “La prioridad puesta en la homogeneización produce que, a partir de la vía de dirección única que constituye el sistema, se generen una serie de vías muertas, es decir, inconducentes. Esto se denomina, de manera políticamente correcta: atención a la diversidad..., o atención a niños con necesidades educativas especiales, quienes terminan designados como los nee’s (casi en clave de humor negro, dada su homofonía con el famoso lago escocés y el monstruo que supuestamente lo habita...). Allí se produce, reproduce y estanca el resto social: una serie de categorías, mayormente de carácter suburbial, que luego detectaremos como población en riesgo (Castel, 1984) . Para estos sujetos, se dice, el sistema no está preparado...

En nombre de la homogeneidad, lo que es capaz de ponerla en entredicho, se segrega. Entendemos la exclusión como pérdida de las posibilidades de articulación e incidencia en la actualidad de época, quedando la socialidad restringida a los límites de un gueto. Se produce una pérdida de la dignidad de la persona, una sumisión pasiva al efecto de segregación social (efecto de bucle iterativo: la persona queda fijada al lugar que se le asigna), aunque haya estallidos puntuales de violencia. Ciertos guetos se perfilan en torno a figuras de la marginación y de la criminalidad como elementos que otorgan identidad y acceso a la actualidad de época.

Como alternativa a los efectos de exclusión, podríamos subrayar la importancia de la tarea educadora, conceptuándola como la búsqueda y la apertura de lugares de valor social que posibiliten nuevas y múltiples articulaciones sociales de los sujetos, entendidos aquí según la noción de actores sociales propuesta por Touraine. Ciertamente una institución no puede operar con “exceso” de diversificación, pues corre el riesgo de volver al modelo asilar. Se trata del tristemente célebre modelo que encerraba “todo” cuanto molestaba en lo social... Y esto hay que recordarlo, para no repetirlo…”

 

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