REVISANDO IDEAS...
Nemirovsky en su libro Sobre la
enseñanza del lenguaje escrito y otros temas aledaños. De las situaciones
didácticas a las secuencias didácticas, define secuencia didáctica como
“la organización del trabajo en el aula mediante conjuntos de situaciones
didácticas estructuradas y vinculadas entre sí por su coherencia interna y
sentido propio y realizadas en momentos sucesivos" (1999: 15). La autora
plantea dos cuestiones centrales en el proceso de elaboración de las secuencias
didácticas: la elección del tema o eje organizador y el carácter globalizador o
integrador de las mismas. Con relación al primer aspecto, Nemirovsky defiende
que lo que lleva a que se organice un proceso de enseñanza alrededor de cierta
temática es la valoración que el docente haga de ésta y la relevancia que le
otorgue personalmente y en función del proceso de aprendizaje de los niños frente
a concepciones y posturas que sitúan el tema en los intereses o iniciativas de
los niños. Con respecto al carácter globalizador o integrador de las distintas
áreas de conocimiento en una misma secuencia didáctica, la autora plantea la
necesidad de no forzar situaciones para abarcar diferentes áreas de
conocimiento en una misma secuencia y no considerar que se generan aprendizaje
en los estudiantes –que modifican sus hipótesis y construyen otras más
complejas– exclusivamente como consecuencia de que éstos hacen ciertas cosas
relacionadas con esas áreas de conocimiento.
Desde esta mirada, presenta tres
posibilidades sobre las cuales el docente puede elegir en función de las
condiciones que imponen los contenidos de la enseñanza que busca trabajar:
- Secuencias didácticas centradas en
favorecer aprendizajes exclusivamente referidos a cierta área del conocimiento.
- Secuencias didácticas que pueden
integrar contenidos de más de un área del conocimiento.
- Secuencias didácticas centradas en
determinada área del conocimiento que pueden incluir en su desarrollo una fase
en la que se aborden contenidos de otra área del conocimiento.
De esta forma, vemos que una
secuencia didáctica es una unidad de sentido. Es una forma de organización del
trabajo en el aula, mediante conjuntos de situaciones didácticas estructuradas
y vinculadas entre sí por su coherencia interna y sentido propio realizada en
momentos sucesivos. Asimismo, para Nemirovsky (1999), son posibles las
situaciones que propicien que los estudiantes pongan en juego conocimientos,
experiencias, habilidades, actitudes y avances en su aprendizaje. Estas
situaciones deben planearse de manera flexible, abarcando todos los campos
formativos de manera intencionada. Deben contemplar el trabajo en forma
individual, pequeños grupos y grupo general y contener actividades que
representen un conflicto cognitivo.
Por su parte, para Camps (2003), la
secuencia está constituida por un conjunto de tareas diversas, pero todas ellas
relacionadas con un objetivo global5 que les dará sentido. Lo que le otorga
unidad al conjunto no es sólo el tema, sino la actividad global implicada, la
finalidad con que se llevan a cabo. Para esta autora, el desarrollo de la
secuencia didáctica permite situaciones interactivas diversas que facilitan que
el profesor intervenga en el proceso de construcción del conocimiento y que
pueda ofrecer las ayudas necesarias; es decir, se hace posible un proceso de
evaluación formativa incorporado en el propio proceso de aprendizaje.
Díaz Barriga (2013) a su vez plantea que,
desde recientes desarrollos del pensamiento didáctico, en particular la nueva
didáctica (Díaz Barriga, 2009) y el socio-constructivismo han señalado la
necesidad de modificar la tradicional visión del trabajo docente en la cual
persiste el modelo de clase frontal y establece la importancia de trabajar
desde lo que se denominan enfoques centrados en el aprendizaje. Presenta así,
la importancia de desarrollar propuestas educativas que reconozcan la necesidad
de construir ambientes de aprendizajes a partir de establecer múltiples fuentes
de información. De esta manera, define que un ambiente de aprendizaje es el
resultado de establecer secuencias didácticas que ofrecen un ordenamiento de
acciones a realizar, no necesariamente de forma única. Díaz Barriga se basa en
la teoría de las situaciones didácticas de Brousseau (2007) y destaca
particularmente las situaciones de interacción, concebidas como una actividad
de intercambio entre el pensamiento del alumno y el conocimiento, entre
docentes y estudiantes a través de diversos intercambios, entre cada actor de
la educación y un recurso interno o externo al sujeto (Perrenoud, 2012). Los
recursos internos son los conocimientos, habilidades y experiencias que posee
el sujeto, mientras que los recursos externos se relacionan con las formas de
acceso a la información a través de otro.
Díaz Barriga considera que construir
un ambiente de aprendizaje implica construir secuencias didácticas basadas en
actividades significativas para los estudiantes. El aprendizaje significativo
aparece como el eje de trabajo necesario para establecer secuencias didácticas.
Pero para que ello suceda, el autor considera que es necesario desplazar las
prácticas habituales y extendidas del trabajo docente en las cuales se
planifica desde los contenidos hacia la planificación centrada en problemas
significativos a los esquemas de los estudiantes. Esta articulación
realidad-información-realidad es para el autor el mayor desafío que enfrentan
los docentes para su práctica cotidiana ya que implica modificar profundamente
la visión que tiene el docente de la organización de su clase.
En palabras del autor: Quizás lo más
difícil sea abandonar ciertos ritos que la escolarización ha establecido en el
ambiente del aula, tales como: concentrar la atención siempre en un sujeto;
controlar todo lo que hacen los alumnos en el salón de clases, trabajar los
temas en un orden preestablecido (Díaz Barriga, 2013: 6).
Frente a esto, la propuesta es abrir
el trabajo del aula a la realidad y a la vida a través de situaciones
problemáticas que reconozcan la importancia que tiene la intervención docente
como fundante para la relación pedagógica. Partir de una situación problemática
permite que el docente proponga una secuencia de trabajo en la que la situación
se vea enriquecida con la información proveniente de diversos recursos. Ahora
bien, el autor aclara, retomando a Meirieu (2002) que es central la
construcción del enigma, el reto por parte del docente para que el alumno asuma
el compromiso que demanda el esfuerzo de aprender y le encuentre sentido en ese
esfuerzo. No se trata de plantear sólo actividades aisladas, sino de establecer
articulaciones entre los conocimientos previos, sus experiencias y la situación
problemática que le permita trabajar a partir del enigma. La intervención
fundamental es entonces la construcción de condiciones didácticas para que el
estudiante pueda asumir esta propuesta de enseñanza como un proyecto propio. En
esto reside la importancia de la situación a-didáctica que explicamos más
arriba. Podemos decir entonces, que más allá de las diferencias que pueden
aparecer entre estos autores hay un común denominador: una secuencia didáctica
se entiende como un sistema de reflexión y actuación del profesor, en donde se
explicitan aquellos aspectos del quehacer didáctico fundamentales a toda acción
de enseñanza y de aprendizaje, donde participan estudiantes, docentes, saberes
y el entorno. En este sistema el elemento central es una situación
problemática, enigma o reto presentado a los alumnos para ayudarlos a avanzar
en la construcción de su conocimiento.
Vemos, de esta forma, que la
secuencia didáctica en realidad no es más que un conjunto de situaciones. Cada
secuencia está constituida por varias situaciones que se encadenan en una
lógica de sentido y necesidad. Cada situación tiene que ver con las anteriores
y con las siguientes –no de manera aleatoria. El orden de las situaciones
didácticas tiene que ver con la lógica interna de la secuencia y se traduce en
un tiempo necesario para alcanzar los propósitos que se buscan con ese
desarrollo.
La relación con el tiempo de trabajo
para cada secuencia no es un tema menor, ya que sabemos que el tiempo se
presenta como escaso en relación con los contenidos previstos para trabajar en
el día a día escolar. Trabajar con secuencias didácticas implica presentar a
los objetos de estudio en toda su complejidad y reconocer que el aprendizaje
progresa a través de sucesivas reorganizaciones del conocimiento. Desde esta
mirada, el problema de la distribución del tiempo deja de ser simplemente
cuantitativo. Es decir, no se trata sólo de aumentar el tiempo o de reducir los
contenidos, se trata de producir un cambio cualitativo en la utilización del
tiempo didáctico. Se hace necesario entonces, superar la tradicional
distribución temporal basada en una correspondencia lineal entre parcelas de
tiempo y parcelas de conocimiento.
Este cambio implica cumplir con al
menos dos condiciones:
- manejar con flexibilidad la
duración de las situaciones didácticas y
- hacer posible la reconsideración de
los mismos contenidos en diferentes oportunidades y desde diversas
perspectivas.
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