LAS SITUACIONES DIDACTICAS Y A-DIDACTICAS EN LA SECUENCIA DE ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE
Volvemos a pensar el lugar de la
intervención docente en la construcción de secuencias didácticas entendiéndolas
como un instrumento orientador de la práctica, es decir, en tanto itinerario
didáctico que permite anticipar y evaluar la enseñanza. Si bien la
planificación incluye un entramado complejo en donde actúa el conocimiento
didáctico, las investigaciones empíricas, los niveles de prescripción
curricular y las prácticas docentes áulicas e institucionales, no sólo se ocupa
del espacio del aula, el docente y los estudiantes (Cols, 2004). La pregunta acerca de la planificación de
secuencias didácticas continúa teniendo vigencia en las prácticas de enseñanza
en tanto constituye una de las grandes demandas por parte de los docentes en el
día a día en el aula. Las preguntas más frecuentes son…
·
¿Qué
diferencia existe entre situación didáctica y secuencia didáctica?
·
¿Cuál
es la estructura a tener en cuenta al momento de planificar una secuencia
didáctica? ¿Cuál es la duración de una secuencia didáctica?
·
¿Tiene
una secuencia didáctica producto final?
Se focaliza en la selección y priorización
de contenidos/saberes, en tanto pone en juego la decisión sobre el qué enseñar
y el lugar que ocupan las intervenciones del docente en la propuesta de las
situaciones que constituyen la secuencia y que sostienen su propósito.
Partimos de entender las secuencias
como una relación entre situaciones didácticas organizadas y secuenciadas en el
tiempo de manera coherente y necesaria con el propósito de generar condiciones
que permitan concretar una propuesta de aprendizaje. Se hace necesario
entonces, precisar a qué nos referimos cuando hablamos de situación didáctica.
Brousseau (2007), en el marco de la escuela francesa de Didáctica de la Matemática,
desarrolla la llamada "Teoría de Situaciones Didácticas”, teoría de la
enseñanza que busca las condiciones para producir una génesis artificial de los
conocimientos a partir de considerar que éstos no se construyen de manera
espontánea. Se aproxima a la idea de “situación didáctica”.
¿Qué es una situación didáctica? En el enfoque de Brousseau intervienen tres
elementos fundamentales: estudiante, profesor y medio didáctico. En este
conjunto de interrelaciones, el profesor es quien facilita el medio en el cual
el estudiante construye su conocimiento. La situación didáctica es una situación
construida intencionalmente con el fin de que los estudiantes construyan un
saber determinado. Comprende el proceso mediante el cual el profesor
proporciona el medio didáctico en el cual el estudiante construye su
conocimiento.
Brousseau (1986) define la situación
didáctica como un conjunto de relaciones establecidas explícita y/o
implícitamente entre un estudiante o un grupo de estudiantes, un cierto medio
(que comprende eventualmente instrumentos u objetos) y un sistema educativo
(representado por el profesor) con la finalidad de lograr que estos alumnos se
apropien de un saber constituido o en vías de constitución. Así, la situación
es vista como un modelo de interacción de un sujeto con cierto medio donde el
conocimiento es el recurso del que dispone el sujeto para alcanzar o conservar
en ese medio un estado favorable (Brousseau, 1999).
El diseñar situaciones didácticas que
permitieran al estudiante construir el conocimiento pone en un lugar central la
existencia de momentos de aprendizaje en los cuales el estudiante se enfrenta
solo a la resolución de un problema sin la intervención del profesor en
relación con aquello relativo al saber que se pone en juego. El reconocimiento
de estos momentos da cuenta de la fase a-didáctica dentro de una situación
didáctica o mejor conocida como situaciones a-didácticas (Brousseau, 1986). La situación didáctica engloba las situaciones
a-didácticas. Si bien puede considerarse que todas las
situaciones son didácticas (porque su finalidad es enseñar algo a alguien), las
llamadas situaciones a-didácticas son aquellas en las que se busca que el
conocimiento al que recurra o que produzca el estudiante se justifique por su
interacción con el medio, sin la indicación implícita o explícita del docente.
A través de la elección de un problema se espera que el profesor provoque en el
estudiante las adaptaciones deseadas, de modo que éste pueda aceptar el
problema como suyo y desarrollar una acción.
Brousseau lo presenta del siguiente
modo: “Entre el momento en que el alumno acepta el problema como suyo y aquel
en el que produce su respuesta, el profesor se rehúsa a intervenir en calidad
de oferente de los conocimientos que quiere ver aparecer” (Brousseau, 2007:
31). Por consiguiente, el estudiante debe saber que el problema fue elegido y
propuesto para que construya un nuevo conocimiento y que este conocimiento está
justificado por la lógica interna de la situación. Es decir, debe poder
construir su respuesta sin tener presentes razones didácticas, ya que sólo
habrá adquirido un nuevo conocimiento si es capaz de utilizarlo fuera del contexto
de enseñanza y en ausencia de cualquier acción intencional.
A esta situación, Brousseau la llama
a-didáctica. Brousseau plantea en relación con las bases de la teoría de las
situaciones didácticas, que "la pedagogía tiende a organizar las
relaciones del niño con su medio de modo tal que utilice los comportamientos
adquiridos para crear comportamientos nuevos" (Fregona y Báguena, 2011:
23). Es importante destacar que, en la teoría de las situaciones didácticas, la
enseñanza es una actividad que implica dos procesos: el primero referido a la
aculturación del estudiante y el segundo de adaptación relativamente
independiente (en el sentido de las situaciones a- didácticas) (Brousseau,
1999).
En este sentido, el aprendizaje es
concebido como un conjunto de interacciones entre grupos de culturas diferentes
y al mismo tiempo como una adaptación a un medio que implica contradicciones,
dificultades y desequilibrios. Si el medio del sujeto se modifica puede no
resultar inmediatamente interpretable desde los esquemas que posee el sujeto,
por lo cual entra en crisis y busca una manera de recuperar el equilibrio a
través de modificaciones en los esquemas cognitivos.
El medio, aparece en el sentido
piagetiano, ya que define la acción como una reequilibración de la conducta
ante una modificación del medio. Es decir, para Brousseau, el estudiante
aprende adaptándose a un medio que es factor de contradicciones, dificultades,
desequilibrios, de manera similar a como lo hace la sociedad humana. Este
saber, fruto de la adaptación del estudiante, se manifiesta por respuestas
nuevas que son la prueba del aprendizaje, evidencias (Panizza, 2006). En
términos del autor: “Son los comportamientos de los alumnos los que revelan el
funcionamiento del medio, considerado como un sistema. Lo que se necesita modelizar,
pues, es el medio. Así, un problema o un ejercicio no pueden considerarse como
una simple reformulación de un saber, sino como un dispositivo, como un medio
que "responde al sujeto" siguiendo algunas reglas.”.
¿Qué juego debe jugar el sujeto para
necesitar un conocimiento determinado? ¿Qué aventura –sucesión de juegos– puede
llevarlo a concebirlo o a adoptarlo? [...] ¿Qué información pertinente debe
recibir el sujeto por parte del medio para orientar sus elecciones y
comprometer tal conocimiento en lugar de tal otro? (Brousseau, 2007: 14-15). De
acuerdo con esto, pensadas didácticamente, las situaciones son las herramientas
que tiene el profesor para construir un espacio de producción y transformación
de conocimientos; recordemos que una situación es un modelo de interacción
entre un sujeto y un medio determinado que es considerado un subsistema (en
tanto no puede considerarse de manera independiente de los otros componentes)
autónomo, antagonista del sujeto. Por lo tanto, las situaciones didácticas son
aquellos modelos que describen no sólo la actividad del profesor sino también
la del estudiante. Desde esta acepción, la situación didáctica es todo el
entorno del estudiante, incluidos el docente y el sistema educativo.
Desde un punto de vista
constructivista, un "conjunto de circunstancias exteriores" a un
individuo se constituye en un medio cuando producen desequilibrios cognitivos.
En este sentido es que se habla de un medio antagonista, porque se lo concibe
para producir una confrontación con el alumno y que éste "resista" a
sus primeras interacciones (Fregona y Báguena, 2011).
De esta forma, en el aula se busca
organizar un medio artificial, que se resista a la interpretación inmediata del
estudiante, y que le permita actuar, cuestionar lo producido, construir la
novedad. En este sentido, los conocimientos se manifiestan como instrumentos de
control y regulación de estas situaciones. En esta perspectiva, es el docente
el encargado de organizar los medios adecuados para que los estudiantes, en
interacción con esos medios establezcan relaciones con los saberes considerados
socialmente relevantes y necesarios. Así, es preciso diseñar situaciones
didácticas que hagan funcionar el saber, a partir de los saberes definidos
culturalmente en los Diseños Curriculares.
Este planteo se apoya en la tesis de
que el sujeto que aprende necesita construir por sí mismo sus conocimientos
mediante un proceso adaptativo (Piaget, 1985), similar al que realizaron los
productores originales de los conocimientos que se quiere enseñar. Se trata,
entonces, de producir una génesis artificial de los conocimientos, de que los
estudiantes aprendan haciendo funcionar el saber, más bien, de que el saber
aparezca, para el estudiante como un medio de seleccionar, anticipar, ejecutar
y controlar las estrategias que aplica a la resolución del problema planteado
por la situación didáctica.
Nos encontramos ante una perspectiva
que busca diseñar situaciones didácticas que ofrezcan a los estudiantes la
posibilidad de construir el conocimiento, dando un lugar central a los momentos
de aprendizaje, concebidos como momentos en los que se enfrenta solo a la
resolución de problemas, a partir de sus conocimientos, motivado por el
problema y no por satisfacer un deseo del docente, pero con la ayuda de éste a
través de intervenciones que ocupan un lugar central en todo el proceso. Se
trata de enfrentar a los estudiantes a una situación que se desarrolle de tal
manera que el conocimiento que se quiere que aprendan sea el único medio eficaz
para controlar dicha situación.
La situación proporciona la
significación del conocimiento para el estudiante, en la medida en que lo
convierte en un instrumento de control de los resultados de su actividad. El estudiante
construye así un conocimiento contextualizado, a diferencia de la secuenciación
escolar habitual, donde la búsqueda de aplicaciones de los conocimientos sucede
a su presentación descontextualizada. Estos aspectos se refieren
específicamente al carácter de necesidad de los conocimientos, ya que la
situación funciona de tal manera que el conocimiento que se espera lograr sea
necesario para la resolución del problema planteado.
Esta idea es fundamental desde el
análisis didáctico, ya que permite identificar en una secuencia de enseñanza
los distintos aspectos a los que se apunta en cada etapa. Por otra parte, la
situación debe estar organizada de forma que el estudiante interactúe con un
medio que le ofrezca información sobre su producción. Es decir, el estudiante
debe poder establecer relaciones entre sus elecciones y los resultados
obtenidos de su acción. Por último, es necesario hablar del lugar de la
intervención del profesor en relación con el saber. Ya establecimos la
importancia de la no intervención del profesor en la fase a-didáctica de la
situación, pero es importante aclarar que la entrada en dicha fase debe ser
gestionada por el mismo profesor.
Brousseau (1986) lo plantea en
términos de devolución. Se refiere al acto de devolución como aquel en el cual
el profesor hace aceptar al alumno la responsabilidad ante el problema y acepta
las consecuencias de esa transferencia. Esto no significa que el profesor se
retire de la situación o se transforme en un mero espectador, sino que debe
asumir su responsabilidad en las intervenciones que lleve adelante. Lo más
difícil de esta etapa es que el profesor pueda encontrar intervenciones que
permitan y sostengan esta relación del alumno con el problema, pero sin
realizar indicaciones acerca de cómo resolverlo. En este sentido lo importante
es lo que hace el profesor en esta etapa para instalar y mantener a los
estudiantes en la tarea.
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