COMPRENSIÓN LECTORA EN CONTEXTO
…La inferencia y el desarrollo del pensamiento crítico favorecen el rigor intelectual y el aprendizaje autónomo para un mundo cambiante, diverso y complejo, permitiendo a los estudiantes comprender con mayor profundidad la creciente información disponible en la sociedad, analizarla, descubrir su sentido, evaluar su precisión, pertinencia o validez, y elaborar juicios basados en criterios a partir de la lectura de los textos y contextos. Cassany (2003; 2006; 2008; 2009) argumenta que, en la globalización del mundo de hoy, ante las dinámicas de la diversidad cultural y los conflictos sociales y económicos, la única respuesta educativa posible es apostarle a la formación de una ciudadanía autónoma, democrática e incluyente, que tenga habilidades críticas de lectura, escritura y pensamiento. Por tanto, se requiere promover un acercamiento al texto y potenciar en los estudiantes procesos adecuados para la comprensión, que superen la lectura literal y avancen hacia lecturas más inferenciales y críticas a través de estrategias adecuadas de motivación y de autocontrol (Calderón & Quijano, 2010; Castañeda & Henao, 1995, 2001; Cisneros, 2006; Difabio, 2008; Gallego, 2008; Lu, 2007; Salazar & Peláez, 2005; Velásquez, Cornejo & Roco, 2008; Ugarriza, 2006).
La comprensión lectora se ve reflejada en el nivel de desarrollo argumentativo y del pensamiento crítico, lo que está fundamentado en Cassany (2003; 2006; 2008; 2009), quien, a través de su discurso, argumenta que una adecuada comprensión lectora potencia habilidades críticas de lectura, escritura y pensamiento. Esto coincide con autores como Carlino, Olson; Freire y Macedo, e igualmente con Monroy y Gómez (2009 p. 37), quienes definen la Enseñanza de la lectura y la escritura en la educación preescolar y primaria comprensión lectora como: “el entendimiento de textos leídos por una persona permitiéndole la reflexión, pudiendo indagar, analizar, relacionar e interpretar lo leído a partir del uso del conocimiento previo”.
La lectura definida como el arte de comprender el mundo, de contextualizar la realidad a través de la escritura, pero también a través de la observación analítica y crítica de esa realidad. Esta reflexión formativa busca brindar herramientas desde la comprensión, dentro de un marco de educación humanista, distanciada de un sistema educativo entrenado para repetir la información que se considera relevante y no para comprenderla y cuestionarla. 5.1 El camino hacia la comprensión inferencial
Adquirir la comprensión lectora desde el razonamiento inferencial y lógico y desarrollar un pensamiento crítico, es una necesidad de la contemporaneidad, en el que el mundo globalizado democratiza el conocimiento y se requiere seleccionar y comprender más profundamente la información. Para comprender se necesita desarrollar varias destrezas mentales o usar diferentes estrategias cognitivas (Goodman, 1982) como: muestrear qué permite seleccionar información significativa y construir significado, predecir al anticipar lo que dirá el escrito, aportar conocimientos previos para hacer hipótesis y elaborar inferencias para comprender lo que se sugiere, deducir lo implícito, construir un significado, verificar y autocorregir para constatar si lo que se predijo e infirió es correcto, etc.
Para esto, se requiere que los estudiantes metacognitivamente regulen el proceso lector, aprendan a aprender, desaprender y reaprender, usando su pensamiento y sentimientos para comprender no solo los textos, sino también el mundo a través de la correlación entre los contenidos y la realidad sociocultural. De Vega (1984) citado por Escudero dice: …Se asume la comprensión como un proceso de alto nivel, que requiere de la intervención de todos los sistemas atencionales y La lectura inferencial y el pensamiento crítico: un reto necesario de memoria, de los procesos de codificación y percepción, de pensamiento y lenguaje, así como de un sinfín de operaciones inferenciales basadas en los conocimientos previos y de sutiles factores contextuales (2010 p.6). Esta argumentación es similar a las de Brown y Yule (1983) y León (2003), citados por Cassany (2005) para sustentar el universo de las inferencias en la comprensión lectora, donde leer es comprender y, más en concreto, elaborar los significados que no se mencionan explícitamente en el escrito a los que denomina inferencias.
En cuanto a la comprensión, Cassany (2009) señala la necesidad de desarrollar en el aula actividades que lleven al estudiante a la práctica del reconocimiento de la información, familiarizándose con las funciones gramaticales, semánticas y sintácticas del lenguaje; a la elaboración de inferencias a través de herramientas cognitivas para construir significados; y a la contextualización con el medio y el autor, haciendo de la lectura una práctica social. Al igual que Carlino (2002) este autor dice que los estudiantes se encuentran con prácticas letradas cada vez más exigentes y especializadas, lo que exige construir significados de modo específico y, por lo tanto, las prácticas cotidianas ayudan a familiarizarse con esta variedad textual que tienen sus particularidades (p. 113).
La comprensión lectora es un reto cognitivo que atraviesa los procesos de enseñanza – aprendizaje en la formación y redunda en la habilidad discursiva del estudiante, en la actitud frente a la vida y en la mirada frente al mundo. Dice Cassany: “Nuestra mirada sobre el mundo, lo que sabemos y lo que ignoramos, el modo como categorizamos y ordenamos la realidad, nuestras formas de vida, nuestros valores y actitudes, todo emerge en la prosa. Todo se proyecta en el discurso” (2006, p. 160). La lectura en la educación, busca, adquiere, elabora, y comunica conocimiento por lo que “leer es un proceso estratégico ya que está encaminado a recabar cierto conocimiento de un texto según el propósito de lectura que autorregula la actividad cognitiva del lector” (Carlino, 2005 p. 70).
El lector, para llegar a un nivel de independencia y autorregulación, tiene que conocer y vivenciar cómo es el procesamiento de la información: cómo su memoria, su atención y su percepción, a través del pensamiento y del lenguaje, procesan y analizan la información recibida. Además, dispone su metacognición para que llegue a mayores niveles de significación, a través de mecanismos conscientes de comunicación en la lectura y la escritura, en los que por medio de habilidades del pensamiento involucra, a su vez, intereses personales y académicos, como lo proponen Santiago, Castillo y Ruiz: […] esta búsqueda y construcción de significado/sentido implica que el lector efectúe, en determinadas circunstancias, una serie de operaciones cognitivas (abstracción, análisis, síntesis, inferencia, predicción, comparación, asociación…) en las que pone en juego diversos conocimientos (lingüísticos, comunicativos, culturales, textuales, letrados, enciclopédicos…), en relación con las informaciones y demás elementos que proporciona un texto como tal, así como sus intereses particulares (2006, p. 21). Retándolo a ser capaz de descifrar, comprender y evaluar un texto. Es decir, a enfrentarse como lector a construir un significado, leer los implícitos y comparar lo leído a luz de otros textos, de acuerdo al proceso sociocultural del contexto.
Ese proceso lector ha sido clasificado de diversas formas, por ejemplo, Correa, et al., (2007) citando a Pérez (1997) lo clasifica en niveles o tiempos; Cassany (2006; 2008) lo divide en perspectivas, y ambos concluyen que son lecturas a partir de la literalidad, la inferencia y la analogía. La literalidad es el momento en que se decodifican los grafemas, donde se hace una lectura lingüística de los explícitos del discurso, porque se leen los valores semánticos de cada palabras o frase que lo componen: el lector se mete en el texto; desde la inferencia, es el momento en el que se presenta la actividad dialógica entre el lector y los contenidos del discurso textual, y se deducen los implícitos psicolingüísticos usando los conocimientos previos: el texto está metido en el cerebro del lector ; y desde la analogía, es el momento.
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