TRANSMISIÓN LOGRADA...
La
enseñanza es un intento de
alguien de transmitir cierto contenido a otro. De este modo, si el
intento tiene éxito, la
transmisión es lograda, o, en otras palabras, se produce. Esta
definición queda descompuesta en uno
que enseña; otro que es destinatario; y algo que se transmite, se da, se pasa.
Sin duda que lo más interesante de esta manera de ver la enseñanza es la
condición necesaria que plantea: el
otro. Si no hay
otro a quien pasar, dar o transmitir ese algo, el proceso educativo se frustra.
Pero incluso sucede algo más notable a partir de pensar la enseñanza de esta
manera, ese otro, con lo que se le reparte, puede hacer, en principio, cualquier
cosa. Hassoun sostiene que una transmisión lograda es una transmisión
interrumpida en algún punto, una transmisión que deja aparecer la diferencia, y
que permite que la generación siguiente recree ese legado de una forma original
y única.
Hassoun
sostendrá que “una transmisión lograda es aquella que ofrece a quien la recibe
un espacio de libertad y una base que le permite abandonar el (pasado) para
(mejor) reencontrarlo” (1996: 17). Definición que supone un acto en el que se
ofrece una herencia, una oferta que consiste en un fragmento de la cultura a
alguien a quien se le supone que va a aportar sentidos, un sujeto que va a
realizar su propio trabajo. El acto de transmisión ―de una tradición, una
historia, una cultura― encierra el deseo de asegurar una continuidad en la
sucesión de las generaciones. Este acto simbólico, inscribe a otro en una
genealogía, en un conjunto, dentro del que podrá reconocerse como heredero,
representante y pasador. De este modo identificamos en la transmisión: - un proceso
de filiación, un lazo que enlaza a los nuevos; - un espacio de libertad que
habilita “abandonar el (pasado) para (mejor) reencontrarlo” generando de este
modo un saldo singular entre repetición y la diferencia. - pasadores y
destinatarios considerados como sujetos que ocupan esos lugares de manera
contingente. - aceptación de que lo que se transmite se transforma: algo pasa y
algo se pierde; - en el efecto de transmisión el destinatario advendrá sujeto
dotando de singularidad aquello que se intenta transmitir y que deviene
aprendizaje.
… “la igualdad que se busca como meta en la
escuela, permanecerá inalcanzable mientras su garante sea la efectuación de
procesos de verificación, no de las lecturas compartidas sino de lo explicado
por el maestro o profesor, cuya garantía última es la figura del examen. Así
las cosas, la autoridad pedagógica vuelve otra vez a reducirse a la explicación
y al examen.” De esta manera se ocupa el lugar del otro, este espacio diferente
donde surge el aprendizaje, donde lo logrado tiene espacio. Nos preguntamos… ¿Es posible desnaturalizar el vínculo
pedagógico que coloca todo el saber en las/os docentes y toda la ignorancia en
las/os estudiantes? ¿Cómo podemos hacerlo? ¿No hay que revisar el contenido del
contrato social-escolar según el cual la escuela debe responder casi
inmediatamente a todas las demandas sociales formando a los/as alumnos/as a
partir de la explicación rápida y el examen perentorio?
La
respuesta elegida es: “No
se trata en este sentido de desfondar la autoridad pedagógica sino de recrearla
con otros recursos.”. La
palabra participación tiene muchos significados, en principio puede ser
entendida como tomar parte en algo, de un colectivo, para emprender acciones en
pos de objetivos. Es la acción que nos permite como individuos ser parte de una
sociedad. Participación y ciudadanía guardan una estrecha relación. La
ciudadanía crea las condiciones para que la participación sea posible. El ciudadano
ejerce participación cuando se ocupa de los temas que preocupan a la
colectividad, si hace escuchar su voz en la discusión pública, etc. Los jóvenes
ejercitan su ciudadanía al decidir dónde quieren involucrarse, que quieren
hacer, al juntarse con otros en organizaciones formales e informales, cuando
“ponen el cuerpo”, cuando se expresan, etc. Se recrea la autoridad pedagógica permitiendo
la apertura a las voces y la participación de los jóvenes. La escuela, como
institución social, garantiza la formación democrática y la participación de
los jóvenes. Transmite desde la experiencia, genera espacios para la creación y
la recreación de la cultura como contenido de aprendizaje y enseñanza, haciendo
de esta experiencia una pasión, como dice Larrosa. Por otro lado, los espacios
de circulación de palabras, la garantía de derechos y asunción de
responsabilidades en la escuela, desde una mirada creativa, aportan al tratamiento
de las violencias en todos sus aspectos y a la de género en particular. Como
decíamos en el foro… "¿Qué
puede hacer la escuela en tanto institución de transmisión de conocimientos y
hábitos, de saberes y prácticas, más allá de las paredes del edifico escolar?
·
es
necesario que la escuela se convierta en el espacio en el que se construya la
desnaturalización de aquellas creencias que refuerzan y legitiman cualquier
tipo de desigualdad…
·
plantearnos el sentido ético y político de
nuestro trabajo, como parte del entramado que forman las instituciones.
Pensarlo desde allí nos posicionará como un docente que deberá construir su
tarea diaria con una mirada pedagógica…
De
esta manera se potencia el concepto de transmisión lograda, ya que a partir de
una experiencia-pasión y se genera conocimiento…
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