CUANDO PENSAMOS EN LA BRECHA DIGITAL...

 

Revisando lecturas encontramos un libro 2014 “Entre adolescentes y adultos en la escuela. Puntuaciones de época.” Los capítulos 3, 5 y 6, a cargo de David Levy guardan una continuidad interesante, para estas épocas… Subjetividades en la era digital. Estas líneas transitan interrogantes acerca del modo de entrelazarse Ser y Tiempo en la era de las nuevas tecnologías. Leámoslo a la luz de nuestros modelos híbridos.  Hay un término que aparece cuya fuerza arrastra al autor a un núcleo central donde todo confluye: velocidad, acompañado de una serie de significantes… inmediatez, instantaneidad, simultaneidad, fluidez. En estas páginas, no muy lejanas, se advertía la influencia de las tecnologías digitales en la cuestión humana. Esta noción de tiempo, siempre subjetivo, guarda una condición vivencial… el que pasa rápido o el que no pasa nunca. Con el ingreso de las herramientas digitales, expresaba el autor, se abre una nueva perspectiva respecto de los modos de relación entre humanos (¡!!). “Pensar la transferencia de conocimientos e información en este tiempo, requiere significar la transmisión intergeneracional y el efecto que la inclusión o exclusión del uso de estas tecnologías produce, señalando la diferencia entre quienes tienen acceso a ellas frente a quienes están desconectados” (2014!!!). Y si bien Levy deja bien claro que “consideramos que la tecnología es un soporte y no un fin en sí mismo… entendiendo que la información debe ser un bien público y su acceso debe estar garantizado (ONU, 2001)”, advierte la interacción mutua entre los desarrollos tecnológicos y las dinámicas sociales. Este texto que, de alguna manera, preveía la brecha digital y social, “nos permite pensar el más allá de la conquista de la habilidad para manejar una tecnología”, dice el autor. Nos invita a reflexionar acerca del nuevo lugar del mundo adulto frente a los nacidos en la era virtual y la familiaridad que los jóvenes tienen respecto del uso de la misma. Hoy, 7 años después, sabemos que no todos y no siempre.  Continua Levy…”. Mientras los adultos hacen pie en los conocimientos adquiridos y ponen en funcionamiento una lógica deductiva, los jóvenes avanzan sobre las dificultades de la lógica del ensayo y error, menos constreñidos por el miedo a los fracasos en el desafío”. ¿Es así en nuestros modelos híbridos? Se preguntaba Levy “qué puede brindar el mundo adulto frente a esta asimetría en los recursos?...




 

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